Por primera vez en 100 años, un solitario Santuario de Fátima recuerda la aparición de la Virgen
El Santuario decidió celebrar sin fieles esta conmemoración que tradicionalmente concentraba a decenas de miles de personas desde el día anterior y la Iglesia llamó a encender velas en casa.
El portugués Santuario de Fátima culmina hoy la celebración de un nuevo aniversario de las apariciones de la Virgen, que por primera vez en 100 años lo hizo sin peregrinos en medio de las medidas de seguridad implementadas para contener la pandemia de coronavirus.
El Santuario decidió celebrar sin fieles esta conmemoración que tradicionalmente concentraba a decenas de miles de personas desde el día anterior y la Iglesia llamó a encender velas en casa y a seguir la liturgia por medios telemáticos, en una "peregrinación del corazón".
Ayer, dos peregrinos saltaron las restricciones de seguridad e intentaron llegar a la Capilla de las Apariciones, pero fueron frenados por los agentes de seguridad y quedaron detenidos por la Guardia Nacional Republicana (GNR) lusa, según informó el Santuario a medios portugueses.
En la noche del 12 y la mañana del 13 de mayo, esta ceremonia centenaria marca el día en que tres niños pastores analfabetos informaron haber visto visiones de la Virgen.
"Una peregrinación de mayo atípica". Así presenta el propio santuario la que es una conmemoración que incluye la tradicional procesión de las velas, el rezo del rosario y la misa, el otro punto destacado de la celebración.
Al igual que el santuario de Lourdes, Francia, Fátima atrae a unos seis millones de peregrinos de todo el mundo cada año para agradecer a Nuestra Señora de Fátima, o para pedir ayuda.
Las autoridades pidieron este año a las personas que no viajen debido al brote de coronavirus y la policía montó un cordón de seguridad y acordonó las rutas que conducen al santuario.
Con un relajo progresivo de la cuarentena decretado la semana pasada, Portugal registra 28.132 contagios y 1.175 muertes por coronavirus, según el balance de la Universidad Johns Hopkins.
Entre el miércoles y el viernes de la semana pasada se registraron unos 500 nuevos casos lo que hizo sonar las alarmas, y temer nuevas restricciones, con el agravante de que más de la mitad correspondían a la región de Lisboa, que tenía menos de la cuarta parte de las infecciones en una epidemia hasta ahora centrada sobre todo en el norte del país.
Sin embargo, el fin de semana los nuevos contagios detectados volvieron a caer por debajo de los dos centenares.